Me permito recomendarles la lectura de este artículo de Joaquín Bohigas, al respecto de Enrique Peña Nieto, sus dichos en el pasado debate y por qué no debe ser presidente de México.
FRANCO Fermin
フランコ·フェルミーン
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From: Joaquin Bohigas <jbb>
Date: 2012/5/29
Subject: articulo del lunes … dedicado a epn
To: Todos IA
Exgobernador incompetente quiere ser presidente
Nombre de la columna:
OBSERVATORIO
Columnista:
Joaquín Bohigas Bosch
Categoria:
General
Ensenada, B.C. – Una de las sorpresas del último debate presidencial fue que Enrique Peña Nieto superó las pobres expectativas que se tenían de él. Un consuelo pobre, pero suficiente para sus poco exigentes simpatizantes, contentos con que su candidato no perdiera, tranquilos porque no suministró más chistes a la campaña.
Su carta fuerte fue la apabullante victoria que el PRI obtuvo en las recientes elecciones del estado de México (EdoMex), en las que tres millones de mexiquenses “en alguna forma también emitieron su evaluación a la gestión de mi gobierno”, de la que repetidamente habló en términos muy elogiosos, como es lógico.
Respondiendo a una observación de Vázquez sobre la baja competitividad del EdoMex durante su gobierno, Peña afirmó que “fue la cuarta entidad que más inversión atrajo si así es como ha de medirse lo que es competitividad”. Una respuesta hábil y tramposa, porque no es así como se mide la competitividad y, en proporción al producto interno bruto estatal, atrajo menos inversión que gobernadores de trece entidades. Vázquez, que es licenciada en economía, perdió la oportunidad de exponer esta marrullería y se limitó a decir, torpemente y fuera de contexto, que “el IMCO… fue la fuente de la competitividad” (y nos preguntábamos ¿qué es el IMCO?).
Minutos después, Peña dijo que durante su administración “el estado de México disminuyó en términos reales su deuda en 25%” y que “las calificadoras internacionales elevaron la condición de deuda en siete niveles”. Ambas afirmaciones son falsas. El segundo engaño es malicioso porque, en una escala de 21 niveles, la deuda del EdoMex apenas subió cuatro categorías, no siete, e intencionalmente oculta que diecisiete gobernadores manejaron mejor su deuda estatal. La primera mentira es descomunal: según la Secretaría de Hacienda, la deuda del EdoMex creció de 1.3% a 3.3% del producto interno bruto y, en términos reales, no disminuyó 25% sino que aumentó 290%. Suponiendo que sabe calcular porcentajes, esta mentira deliberada, a la Nación entera, merecería una sanción formal.
Pero sería incorrecto calificar la gestión de Peña considerando solamente el tema económico, porque este es uno de tantos con los que se mide el desempeño de los estados de la federación y, a través de ello, el de sus gobernantes.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO, http://imco.org.mx/ [2]) es un centro de investigación que se ha dado a la tarea de establecer una calificación global, a la que llaman competitividad, integrando más de 150 variables. En su última evaluación de las 32 entidades de la República (2008), el IMCO encontró que el EdoMex ocupó el lugar 30 en confiabilidad del sistema de justicia y eficiencia de mercados, el 29 en funcionalidad del sistema político, el 28 en dinámica y estabilidad económica, el 26 en manejo sustentable del medio ambiente, el 24 en eficiencia gubernamental, el 20 en aprovechamiento de relaciones internacionales y sectores económicos de alto potencial, el 13 en sociedad incluyente, preparada y sana y el 12 en sectores de clase mundial. Combinando todo lo anterior, determinó que en 2008 hubo 27 entidades menos deterioradas (o más competitivas) que el estado de México. Un dictamen reprobatorio del que no se puede presumir.
Se puede alegar que estos pésimos resultados se deben a que Peña heredó grandes problemas del gobierno anterior (del que formó parte). Pero sucedió lo contrario. En los primeros cuatro años de su gobierno, la competitividad del EdoMex descendió siete lugares con respecto a los últimos cuatro años del gobierno de Arturo Montiel, su corrupto antecesor y familiar, pasando del lugar 22 al 29 entre las 32 entidades de la federación. En conclusión – y esto ya es decir mucho – ¡Peña fue peor gobernador que Montiel y 28 gobernadores han sido menos incapaces que él, incluyendo al “gober precioso”!
¿Le confiaría su salud y la de su familia a un médico tan mal calificado, pero tan bien vestido, acicalado y anunciado como Enrique Peña Nieto?
Peña es el último príncipe de la dinastía Atlacomulco, un poderoso grupo que surgió cuando Alfredo del Mazo Vélez fue electo gobernador del EdoMex en 1945. Desde entonces, siete de los diez gobernadores electos en ese estado, el más poblado de la República, han sido de ese grupo y cuatro tienen relaciones de parentesco. En 42 años de gobierno han hecho grandes fortunas y le han dado muchos votos al PRI, manipulando uno de los cuatro peores sistemas políticos estatales. Pero el EdoMex no ha prosperado y los mexiquenses siguen sufriendo uno de los más bajos índices de desarrollo. ¿Qué puede esperar México de este grupo de granujas ineptos que tanto mal le ha hecho a su propio estado? ¿Es prudente confiarle el destino patrio a este personaje y a su pandilla? Si usted no es uno de los amos del país y le preocupa el bienestar de su familia y la prosperidad de México, creo que lo que más le conviene es no votar por Enrique Peña Nieto.